No todos los colirios son iguales
Un colirio es un preparado farmacéutico que consiste en disoluciones o suspensiones estériles de una o varias sustancias, destinadas a aplicarse (instilarse) en el ojo.
Doctor, me he puesto colirio… Muchos pacientes refieren en la consulta que se pusieron una gota de colirio, ¿pero qué colirio? ¿a qué colirio se refieren? Entienden que solo hay un medicamento universal que se aplica en el ojo y que se llama colirio.
Antes de nada, debemos saber que un colirio es un medicamento líquido que va en un frasco y que permite que caiga sobre el ojo en gotas dosificadas. Por lo tanto, lo primero que debemos conocer es que el colirio es una forma de administración de medicamentos, por lo que existen diferentes tipos de colirios. O sea, el colirio al ojo es como la pastilla a la boca. A nadie se le ocurre decirle al médico que ha tomado pastilla, decimos qué pastilla hemos tomado o si no recordamos su nombre, para qué era la pastilla.
Tipos de colirios
Existen diversos tipos de colirios donde los más destacados serían lágrimas artificiales, antiinfecciosos, antiinflamatorios, antihistamínicos (para la alergia), o para enfermedades propias del ojo como el glaucoma o el queratocono.
Como dato curioso debemos comentar que los tapones de los envases de los colirios en los centros oftalmológicos tienen un código de colores para identificar el tipo de fármaco que contienen. Las tres categorías principales son:
- Rojo: Para gotas que dilatan la pupila.
- Verde: Para gotas que contraen la pupila.
- Amarillo: Para gotas anestésicas.
En el resto de colirios no es tan importante la identificación por lo que los colores varían.
Una vez abierto el envase contenedor del colirio se pierde la esterilidad, por lo que es necesario que el fármaco vaya acompañado de una serie de conservantes que mantengan el mayor tiempo posible estéril la solución. Esto se consigue mediante sustancias de amplio espectro microbiano, no irritantes para la mucosa ocular y que no reaccionen con el principio activo (medicamento). Ante esta dificultad, los colirios tienden a usarse en envases monodosis cada vez más, ya que además de asegurar la esterilidad, hacen innecesario el uso de los conservantes.
Además, la viscosidad es la propiedad que describe la adherencia del producto al ojo. Esto favorece el contacto del principio activo con la mucosa conjuntival, y, por tanto, su eficacia. Para conseguir la máxima viscosidad sin afectar la estabilidad del colirio ni ser irritante, se añaden diferentes sustancias inertes del tipo metilcelulosa.
¿Cómo se aplica un colirio?
Los colirios se deben manipular con las manos limpias; para ello hay que lavarse las manos antes de cualquier aplicación de estos líquidos oftálmicos para evitar infecciones. Para evitar la contaminación del medicamento, es importante que la punta del envase que contiene el preparado no tenga contacto con ninguna superficie en ningún momento (incluido el ojo). Para que la aplicación de estos medicamentos sea más sencilla, es recomendable inclinar la cabeza hacia atrás para facilitar la colocación y se debe bajar el párpado inferior con los dedos e introducir las gotas de colirio en la cavidad que se forma (en el llamado fondo de saco conjuntival), nunca encima del centro del ojo.
Se debe intentar aplicar el número exacto de gotas prescritas y después procurar parpadear un par de veces para extender las gotas por toda la superficie ocular. Posteriormente hay que cerrar los ojos durante unos minutos, para limpiar el exceso de líquido que pueda derramarse. Si se necesitase aplicar un segundo colirio, es mejor esperar unos minutos para que se pueda absorber correctamente el primer colirio.
¿Qué precauciones debo tener? Es importante considerar que el colirio no debe compartirse entre pacientes, son de uso personal, y el recipiente se tiene que mantener adecuadamente cerrado en un lugar seco y fresco. Con todas estas precauciones, conseguiremos unas condiciones idóneas para que el medicamento pueda desarrollar completamente la acción que esperamos.
Efectos adversos
Como otros medicamentos, los colirios pueden presentar en ocasiones efectos adversos al instilarlos, como sensación de quemazón, visión borrosa, párpados pegajosos. Si tiene alguna molestia al usar los colirios, debe dejar de usarlos y hablar con su oftalmólogo comentándole el colirio que está usando.
Recomendaciones de uso de los colirios
No deben utilizarse lentes de contacto cuando aplicamos colirios. Esto es debido a que las sustancias medicamentosas y los conservantes de los colirios se pueden acumular en las lentes de contacto y afectarlas. En ocasiones, puede parecer que se nota el sabor del colirio en la boca o en la garganta. Esto puede ocurrir, y es normal que así suceda, porque el conducto lagrimal drena hacia el conducto nasal, que a su vez está comunicado con la garganta. En estos casos se puede presionar con un dedo el canto interno del ojo (sobre la nariz y el párpado inferior) y debajo del punto lagrimal inferior tras la instilación del colirio durante un par de minutos.
Los preparados oftálmicos dejan de ser estériles una vez abiertos; de ahí que no deban guardarse cuando acabe el tratamiento.
Puede ser que la visión se vuelva borrosa durante unos momentos por lo que hay que evitar realizar actividades que precisen una buena agudeza visual durante esos ratos.