Acompañamiento
Área de terapia visual
¿Qué es la terapia visual?
La terapia visual es un conjunto de técnicas y ejercicios que permiten entrenar y optimizar diferentes habilidades de la visión, tanto en niños como en adultos.
Más de un 70% de la información que nuestro cerebro recibe del exterior nos llega a través de los ojos. El objetivo de la terapia es que cada paciente pueda sacar el máximo rendimiento de su sistema visual, trabajando aquellas disfunciones o alteraciones que interrumpen su correcto desarrollo, para percibir, procesar y comprender la información visual de forma más eficaz.
Pacientes para los que está indicada la terapia visual
La terapia visual puede ser una herramienta útil para algunos casos de ambliopía y estrabismo. Además, también está indicada para problemas acomodativos (dificultades de enfoque), binoculares (coordinación ocular en la fusión de las imágenes de ambos ojos), oculomotores (movimientos oculares) o visuoperceptuales (interpretación de los estímulos visuales).
Algunos ámbitos en los que la terapia visual resulta especialmente beneficiosa son la mejora del rendimiento deportivo y el rendimiento escolar.
En el caso de las dificultades de aprendizaje, se estima que una tercera parte de los niños con fracaso escolar presenta problemas visuales, que pueden dar lugar a una baja concentración, rechazo a la lectura, dolores de cabeza, visión doble y mareos, molestias en los ojos, etc. En ocasiones, estos problemas no se corresponden con ninguna patología ocular ni con una baja agudeza visual (defectos refractivos), sino que esconden un pobre desarrollo de habilidades visuales que se pueden entrenar. Por ejemplo, al leer utilizamos unos movimientos oculares muy cortos y precisos llamados sacádicos, cuyo mal control provoca una lectura lenta e ineficaz.
En las Áreas de Terapia Visual de los centros Miranza contamos con un equipo multidisciplinar compuesto por optometristas y oftalmólogos especialistas que analizan tus necesidades y diseñan un tratamiento a medida.
En el caso de los niños, las revisiones oculares rutinarias son fundamentales, ya que durante la infancia el sistema visual se encuentra en formación y, por tanto, conviene detectar y corregir de forma precoz alteraciones que interfieran en este proceso. Una vez descartado cualquier problema orgánico o patológico de base en los ojos, podemos empezar a trabajar con la terapia visual.
De igual manera, a partir de una evaluación diagnóstica adecuada, podemos corregir alteraciones que afecten al rendimiento visual de los adultos, advertidas o desencadenadas por malos hábitos visuales como el uso excesivo de pantallas o el trabajo prolongado en visión cercana.
Los ojos aprenden a “trabajar en equipo”
Mediante un entrenamiento personalizado, que va variando de dificultad acorde con las metas del paciente y conforme van evolucionando las sesiones, podríamos decir que los ojos “aprenden a trabajar en equipo”. Al término de la terapia, conseguimos que las nuevas habilidades visuales adquiridas se hayan integrado en tus tareas de la vida diaria o las de tu hijo (lectura, deportes, ordenador…).
La duración del tratamiento dependerá del tipo de habilidades a potenciar y del ritmo necesario para cada persona, aunque suele requerir un acompañamiento mínimo de entre 3 y 6 meses. Durante este tiempo, combinamos las sesiones en consulta (normalmente semanales) con ejercicios diarios en casa, pautados por nuestros expertos en terapia visual.