Tratamientos oculares
Cirugía del glaucoma
¿Qué es la cirugía del glaucoma?
La cirugía del glaucoma engloba distintas técnicas quirúrgicas destinadas a ralentizar o frenar la evolución de esta enfermedad ocular crónica. El objetivo de la operación es evitar que la limitación visual siga progresando y sea más severa, ya que el daño que ya se ha producido en el nervio óptico es irreparable y no se puede recuperar la visión perdida. Para lograr frenar la evolución de la enfermedad, los distintos tipos de operación de glaucoma buscan reducir los niveles de presión intraocular.
La hipertensión ocular es el principal factor de riesgo modificable ante esta patología y ocurre, generalmente, porque el líquido que se encuentra en el interior del ojo (humor acuoso) no drena correctamente, presiona el nervio óptico y acaba dañándolo. Algunos pacientes con glaucoma no tienen hipertensión ocular, aunque, también en estos casos, bajar la presión ayuda a proteger el nervio óptico de un deterioro más rápido y severo.
Técnicas utilizadas en la cirugía del glaucoma
La operación de glaucoma ha evolucionado mucho recientemente y, aunque hace unos años se reservaba para los casos avanzados de la enfermedad, cada vez se puede realizar de forma más precoz, gracias a procedimientos menos invasivos y que reducen el riesgo de complicaciones. Se trata de un campo de la cirugía oftalmológica en constante evolución, que requiere un equipo formado en la aplicación de las últimas técnicas e implantes.
Estas son las principales soluciones quirúrgicas para el glaucoma que te ofrecemos en las clínicas Miranza, a partir de una evaluación e indicación personalizadas:
Enfermedades oculares que trata la cirugía del glaucoma
Solemos indicar la cirugía cuando el tratamiento para el glaucoma con colirios es mal tolerado o resulta insuficiente para mantener a raya la presión intraocular. Otra alternativa previa a la operación puede ser un tratamiento láser en consulta.
Recuperación de la cirugía del glaucoma
Puedes notar visión borrosa y molestias oculares las primeras semanas, aunque la recuperación variará en función de la técnica utilizada y de la respuesta de cada paciente.
Hacer un seguimiento postoperatorio, sobre todo el primer mes después de la cirugía, es muy importante para controlar el proceso de cicatrización del ojo. Este se produce como reacción del propio organismo a las nuevas vías abiertas en las estructuras oculares para facilitar el drenaje del humor acuoso, que pueden cerrarse y hacer que la cirugía pierda eficacia aunque la hayamos realizado de forma exitosa. Este riesgo siempre está presente, incluso años después de la intervención. Por ello, si te has operado de glaucoma, es importante que mantengas un control regular de la presión intraocular con tu oftalmólogo. Así podremos determinar si en algún momento es necesario poner en marcha un tratamiento farmacológico de mantenimiento o realizar una nueva cirugía.